Desde la Edad de Bronce y a lo largo de los siglos las sucesivas culturas, íbera, romana, islámica y cristiana, se han ido asentando en este abrupto territorio, transformando e interviniendo en el modelado de su paisaje, escenario de su realidad social, factores naturales y agentes antrópicos han influido a la par en su configuración, en especial la acción del hombre mediante la agricultura favorecida por la calidad del suelo y el clima mediterráneo sobre el que se asienta.